martes, 11 de diciembre de 2012

El reloj que fue atropellado

Pongámonos en situación: un reloj de pared que alguien extravió, un turismo que circula por la carretera, es 5 de enero, mañana vienen los reyes y no sabes qué regalarle a tu hijo. Las malas ideas inundan tu cabeza, "¿y si le compro la nueva PS3 slim 2?... bueno mejor no, que esa tapa deslizante es un fallo de comodidad en la frontera de ejecución". Por la falta de atención en la conducción, el peligro por no tener un sistema bien equipado de visión nocturna o incluso un deslumbramiento en la salida de un túnel por no llevar unas estupendas gafas fotocromáticas, te hacen pasar el coche por encima de "algo". Te detienes a un lado de la calzada y ves que un reloj se metió en tu rueda, tal como la imagen siguiente.


Reloj rueda

Ya está, se acabaron tus problemas, sacas el gato y cambias tu nueva "ruedoj", colocas la de repuesto y tenemos regalo para mañana.



Algo así debió pasarle a alguien para fabricar en serie este objeto. El diseño es desagradable cuando lo tienes delante, complejo e incómodo, me explico, la interacción con este reloj es compleja como en cualquier otro, una rueda diminuta que tienes que clavarte en el dedo para poder cambiar la hora. La comunicación no se queda ni mucho menos atrás, en la misma imagen se puede ver que apenas se aprecian las agujas, lo que también provoca una enorme falta de percepción. Lo único que comprendemos cuando tenemos uno en casa, que es tiene la misma función que el cuadro de la primera comunión: molestar.


Una rápida solución es cambiar las agujas por unas con colores que destaquen, o directamente cambiar el diseño completo por uno como el de la siguiente fotografía.

Reloj convencional

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